Herido por el amor,
herido por la soledad,
herido por los dos…caeré.
Cuando mi abrazo te busque,
cuando mis pasos se detengan
porque creen que te escuchan cerca,
lleno de esperanza y de pie,
pero vacío de todo lo demás,
espararé
a que me digas: Detente, mírame...aquí me voy a quedar.
No busqué donde sabía que podía encontrar.
La razón siempre camina delante de uno
y generalmente más apresura.
Herido en las manos,
por batallas que dejé de pelear,
confundido por la compasión que sientes por mí… caeré.
Cuando mi voz te busque,
cuando al respirar te diga que tal vez no puedo más,
vacío de esperanza,
de rodillas,
pero lleno de todo lo demás te diré: No quiero dejarte.
La duda no camina… corre
y muere rápido. La desesperanza y el olvido, aún más.
Herido de muerte por la racionalidad,
herido de vida por las intenciones… caeré.
Cuando al recuerdo te busque,
cuando los episodios de los álbumes de fotos sean cada vez más predecibles,
totalmente lleno de nostalgia,
de intenciones,
de canciones de amor real,
de esperanzas,
de palabras que brotan como si me fuera a desangrar...
En el lecho de mi recuerdo, haciendo un esfuerzo,
esperaré que digas: De alguna manera ahora tú y nos buscaremos.
Herido por el amor y la soledad,
las batallas de racionalidad,
de los pasos que me alejan de la fe…caeré
inevitablemente, como el amor, como las guerras de paz,
los silencios que se rompen en dos pedazos cuando la soledad desea hablar.
Si aún puedes leer esto, dime que aún sientes algo por mí.
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