A la edad en la que murió nuestro redentor, sí... treintaitres
He vivido 17 junios apenas
y me siento como si tuviera cuarenta y un agostos de dos días de duración.
Me siento
resucitado, sepultado, muerto y
crucificado
al mismo tiempo (en ese orden)
redimido por tu recuerdo;
pero herido en el costado constantemente
por tus palabras.
¿A dónde vas?
Me he atado la cuerda muchas veces alrededor del cuello
recordando tus muñecas malheridas
que sanaron solamente por el par de razones que tenías para vivir.
De cualquier forma,
los árboles deben ser tan altos como la voluntad para hacerlo
Yo he sembrado los míos en la playa.
¿A dónde te fuiste desde ese día?
Me siento iluminado por una estrella que sirve para que me encuentren
y me aniquilen,
las más terribles maldiciones brillan tanto y más que el oro.
La gente mata y muere a diario, en vivo
por televisión y medios… por aburrimiento, por injusticia,
por dinero y eso que el dinero vale cada vez menos.
¿Ya no vas a volver?
sigo partiendo por la mitad un ocho de abril
para tener un cuatro de mayo con 21 horas aproximadamente.
Lo triste es que antes esos días podían confundirse entre la gente,
pero ahora soy capaz de distinguirlos desde lejos,
anhelar en saludarlos y solo veo que, tanto más cerca de mí están,
no terminan de verme los pies y se cambian de acera.
No sé si llegaré a un veintinueve
del cero tres
aunque ambos hayan sido en el veintitrés.
¿Por qué ahora el once me hace sonreír
y más cuando está por duplicado sea de día o de noche?
Si me olvidaste está bien
pero dímelo de una vez
sin piedad y sin misericordia;
tal como siempre solías hablar de aquello que no te importaba.
Sé que por momentos o por casi todo el día,
comparto ese rincón oscuro, donde permanecían perpetuos,
aquellos que alguna vez te lastimaron o quisiste mucho(que para el caso, es lo mismo).
Me apena estar por ambos cargos ahora
junto a ellos. Eso no es justo.
Soy más las balas que he recibido
que las que he disparado... lo sabes.
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